EL SECRETO DEL REPOSO CELESTIAL Hace
pocos años los sociólogos predijeron que muy pronto tendríamos
tanto tiempo libre que no sabríamos qué hacer con él.
Había buenas razones para creer que estas predicciones serían
verdad: las computadoras estaban haciendo en fracciones de segundo tareas
que antes requerían meses, y los robots comenzaban a realizar
las agotadoras tareas de la industria pesada. Pero
después de que los satélites comenzaron a girar y la automatización
se generalizó, estamos más ocupados que nunca antes. La
gente está siempre corriendo. Los esposos se comunican más
y más por medio de máquinas y les resulta difícil
programar tiempo para estar con los niños, como familia, y mucho
menos estar ellos dos juntos. Un
estudio en una pequeña comunidad de Estados Unidos mostró
que el tiempo promedio que los padres están con sus hijos en
un día era ¡37 segundos! Las familias no tienen tiempo
y están desconectadas. Jesús
comprende el problema de las familias que viven bajo estrés y
desea que entendamos que el reposo espiritual es parte esencial de la
vida: "VENID
A MÍ todos los que estáis trabajados y cargados, y YO
OS HARÉ DESCANSAR". -- S. Mateo 11:28-29.
(A menos que se indique algo diferente, los textos bíblicos en
esta Guía de Estudio son de la versión Reina-Valera revisada
en 1960.) La Biblia sugiere que podemos experimentar este clase de reposo de dos maneras: viniendo a Jesús cada día y cada semana. 2.
UN VÍNCULO DIARIO CON JESÚS Jesús
tendría que haber estado siempre corto de tiempo. Las multitudes
reclamaban constantemente su atención. A pesar de eso, el Maestro
transmitía tranquilidad de espíritu y paz a todos los
que lo rodeaban. ¿Cómo lo lograba? Cristo dedicaba tiempo
cada día para comunicarse con su Padre celestial. Dependía
de él continuamente a fin de recibir fuerzas para enfrentar los
desafíos de la vida (S. Juan 6:57). Si
queremos vivir la vida serena y segura que él vivió, tenemos
que depender en forma constante de Jesús, dejar que su Palabra
y su Espíritu nos llenen y modelen nuestra vida. La mejor manera
que su Palabra y su Espíritu nos llenen y modelen nuestra vida.
La mejor manera de enfrentar las fuerzas que nos atacan como individuos
y nos separan como familias, es pasar más tiempo con Cristo.
Él nos dice: "PERMANECED
EN MÍ, y yo en vosotros... PORQUE SEPARADOS DE MÍ NADA
PODÉIS HACER". -- S. Juan 6:57. Una
de las mayores necesidades de nuestros días es conectarnos con
los re-cursos espirituales disponibles por medio de una relación
diaria con Jesús: la oración y el estudio de la Biblia.
La
obra de Cristo fue perfeccionada en la cruz. El auténtico descanso
y la verdadera seguridad sólo pueden existir porque Cristo, al
morir, pudo exclamar: "Consumado es" (S. Juan 19:30). En otras
palabras; su obra redentora fue completada. "Pero
ahora, ...[Cristo] se presentó UNA VEZ PARA SIEMPRE por el sacrificio
de sí mismo PARA QUITAR DE EN MEDIO EL PECADO". -- Hebreos
9:26. Jesús
al morir "quitó el pecado para siempre". El creyente
que ha confesado sus pecados puede "descansar" seguro en la
obra perfecta de Cristo. El
sentido de culpa marca el ritmo de nuestras vidas hoy. Pero Cristo resolvió
el problema de la culpabilidad de una vez y para siempre en la cruz.
Cuando Jesús exclamó: "Consumado es", selló
su promesa de "os haré descansar", como un hecho cierto.
Cristo completó su obra redentora en el Calvario (Tito 2:14)
y después descansó el sábado en la tumba. El domingo
en la mañana se levantó victorioso sobre el pecado y la
muerte. El cristiano no puede tener una seguridad mayor que descansar
en la obra terminada de Cristo. "Acerquémonos
con corazón sincero, EN PLENA CERTIDUMBRE DE FE, ...mantengamos
firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque
FIEL ES EL QUE PROMETIÓ". -- Hebreos 10:22-24. Porque "el que prometió es fiel", podemos descansar en Cristo. La paz, la estabilidad y el descanso que experimentamos en Jesús cada día, no es el resultado de lo que nosotros hacemos, sino de lo que él hizo en la cruz. Podemos descansar en Cristo porque nuestra salvación está asegurada. Esta seguridad nos motiva a dedicarle más tiempo cada día, alimentarnos de su Palabra y respirar la atmósfera del cielo por medio de la oración. El encuentro diario con nuestro Salvador nos ayuda a apartarnos de una vida apresurada y a entrar en una vida plena de paz y propósito. 3.
UN VÍNCULO SEMANAL CON JESÚS Después
que Cristo creó el mundo en seis días (Colosenses 1:16-17),
proveyó el descanso cada sábado, como una oportunidad
para que cultivemos nuestra relación con él. "Y
vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí era bueno
en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.
Fuero, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército
de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra
que hizo; y REPOSÓ EL DÍA SÉPTIMO de toda la obra
que hizo. Y BENDIJO DIOS AL DÍA SÉPTIMO, Y LO SANTIFICÓ,
porque en él reposó de toda la obra que había hecho
en la creación". -- Génesis 1:31-2:3. Jesús,
el Creador, "descansó" el primer sábado con
Adán y Eva, y "bendijo" ese día y "lo santificó".
Dios estableció el ciclo semanal de siete días no para
su propio beneficio, sino para Adán y Eva -y para nosotros hoy-.
Cada sábado debía ser para ellos de descanso y solaz,
tanto físico como espiritual. La entrada del pecado al mundo
hizo aún más necesario ese descanso. El
mismo Salvador que prometió "descanso" a Adán
y a Eva , fue el que le dio la lay a Moisés en el monte Sinaí
(1 Corintios 10:1-4) dos mil años más tarde. Jesús
colocó el mandamiento del descanso sabático en el centro
de los Diez Mandamientos. El cuarto mandamiento dice así: " "RECUERDA
EL DÍA DEL SÁBADO PARA SANTIFICARLO. Seis días
trabajarás y harás todos tus tra-bajos, pero el día
séptimo es día de descanso para YAHVEH, tu Dios. No harás
ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo,
ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad.
Pues en seis días hizo YAHVEH el cielo y la tierra, el mar y
todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso
BENDIJO YAHVEH el día del sábado y lo hizo SAGRADO".
-- Éxodo 20:8-11, Biblia de Jerusalén. Dios
estableció el sábado como un día para "recordar"
al Señor que "hizo los cielos y la tierra". El descanso
semanal nos vincula con el Creador que bendijo ese día y lo puso
aparte. Cuando
Jesús vivió en la tierra aprovechaba toda oportunidad
para cultivar su unión con el Padre. Se benefició del
descanso sabático adorando en sábado, como el evangelista
Lucas nos dice: "Vino
a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre,
entró en la sinagoga EL DÍA SÁBADO". -- S.
Lucas 4:16, Biblia de Jerusalén. Si
el Jesús divino-humano necesitaba descansar en la presencia de
su Padre en el día sábado, nosotros, seres humanos, necesitamos
hacerlo con mayor razón. Cuando Jesús puso a un lado las
restricciones legales que los judíos habían colocado sobre
el sábado (S. Mateo 12:1-12), el señaló que Dios
había hecho el sábado para el beneficio de la humanidad: "Y
les dijo: El sábado ha sido instituido para el hombre y no el
hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también
es señor del sábado". -- S. Marcos 2:27-28,
Biblia de Jerusalén. Jesús
destacó la importancia del sábado aún en su muerte.
Él murió el viernes, el "día de preparación,
y estaba para comenzar el día de reposo" (S. Lucas 23:54).
En el momento que declaró al morir "Consumado es",
su obra como sustituto por la raza humana estaba terminada (S. Juan
19:30; 4:34; 5:30). Entonces, para celebrar la terminación de
su misión, descansó en la tumba. Así
como Cristo completó su obra creadora el sexto día y descansó
en el séptimo, así también al realizar su obra
expiatoria en la cruz en el sexto día, descansó en el
séptimo. El domingo en la mañana Jesús resucitó
victorioso (S. Lucas 24:1-7). Y hablándoles de la destrucción
de Jerusalén -que ocurrió cuarenta años después
de su muerte, les exhortó: "Orad
para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día sábado".
-- S. Mateo 24:20, Biblia de Jerusalén. Nuestro
Salvador anhelaba que sus discípulos y los que se convirtieran
después, continuaran guardando lo que él les había
enseñado (S. Juan 15:15-16). Él quería que ellos
experimentaran el descanso de la salvación y el descanso sabático.
Y no lo defraudaron. Los discípulos continuaron observando el
sábado después de la muerte de Cristo (ver S. Lucas 23:54-56;
Hechos 13:14; 16:13; 17:2; 18:1-4). El
amado apóstol Juan mantuvo este vínculo semanal con Cristo
cada sábado. En sus últimos años escribió:
"Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor"
(Apocalipsis 1:10). Jesús declaró que el sábado
es el día del Señor... "porque el Hijo del Hombre
es Señor del día de reposo" (S. Mateo 12:8). "Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago permanecerán delante de mí, DICE JEHOVÁ, así... de día de reposo en día de reposo [sábado] vendrán todos a adorar delante de mí, DIJO JEHOVÁ". -- Isaías 66:22-23. 4.
LOS BENEFICIOS DEL DESCANSO EN SÁBADO La
gente se engaña mutuamente en su afán por "tenerlo
todo", se desesperan. Y las familias se desintegran bajo la presión.
Pero Dios presenta el sábado como una mejor manera de disfrutar
de la vida, aquí y ahora. Veamos algunos de sus beneficios: a)
El sábado es un recordativo de la creación, y si lo guardamos
santamente erigimos un monumento en memoria de nuestro Creador.
Sus horas sagradas nos ofrecen la maravillosa oportunidad de estar en
contacto con la naturaleza que Dios creó. ¿Cuándo
fue la última ves que usted o su familia dedicaron tiempo a dar
un paseo por un bosque tranquilo o junto a un arroyo? El sábado
nos proporciona tiempo para estar con Jesús y captar de nuevo
las bellezas que él creó. Jesús
"bendijo el séptimo día y lo santificó (Génesis
2:3) con la promesa de su presencia. Usted puede comprender ahora por
qué es importante descansar el día sábado, el séptimo
día de la semana: es el día que Cristo apartó en
la misma creación para comunicarse con nosotros en forma especial. Cuando Jesús creó el sábado parece que tenía en mente, justamente, nuestra generación. Es exactamente lo que necesitamos en el ambiente saturado de estrés en el que vivimos: un día que es verdaderamente un completo descanso de todas nuestras actividades, para adorar a Dios, estar en contacto con la naturaleza y concentrarnos en las relaciones en lugar de las cosas. 5.
UN ANTICIPO DEL REPOSO CELESTIAL Podemos
resumir los beneficios de nuestro encuentro diario y semanal con Jesús
en una sola palabra: descanso. La palabra "sábado"
deriva de una palabra hebrea que significa "descanso", por
lo tanto, es natural que las Escrituras llamen al séptimo día
"de reposo" (Levítico 23:3). "Porque
en cierto lugar dijo [Dios] así del séptimo día:
Y reposó Dios de todas las obras en el día séptimo...
POR TANTO, QUEDA UN REPOSO PARA EL PUEBLO DE DIOS... Procuremos, pues,
entrar en aquel reposo". -- Hebreos 4:4, 9-11. El
descanso del sábado nos anticipa semanalmente el gozo que experimentaremos
en el perfecto descanso del cielo. No se trata de inactividad. Se refiere
al sentido de seguridad, paz y bienestar que es la base de una vida
plena. Esta clase de descanso espiritual solamente puede ser apreciado
si se lo experimenta. El testimonio de los que han experimentado el
descanso de la salvación y el descanso sabático, es universal:
"Si usted entra en el descanso por una conexión diaria y
semanal con él, descubrirá el gozo más grande de
su vida. ¿Le gustaría dar gracias a Dios por su don del descanso? ¿Le gustaría agradecerle por la promesa del descanso de la salvación cada día para enfrentar los desafíos de la vida, y por la promesa del descanso sabático cada semana que cimienta su relación con él? Si no lo ha hecho hasta ahora, ¿le gustaría aceptar la salvación que Jesús ofrece? ¿Le gustaría decirle que desea guardar el sábado cada semana? ¿Le gustaría decirle " ¡Sí, Señor, yo deseo encontrar deleite en el día que tú estableciste"? ¿Por qué no hacer ahora mismo ese compromiso con él?
Derechos reservados © 2002 The
Voice of Prophecy Radio Broadcast |
|